En el taller de moldes ...
... Sí, en un taller de moldes donde los negativos de los proyectos que se realizan, pasan el resto de sus vidas en dique seco, aparcados en las estanterías metálicas. como despojos que, una vez utilizados son desechados... sin embargo, no siempre ocurre así.
A pesar de ser, más tarde o más temprano, figuras de yeso, destinadas a facilitar el camino al positivado final u bien a ser utilizados para posteriores contra.moldes que, a su vez, darán vida a otras copias, siempre hay una riqueza emotiva que los envuelve con más o menos intensidad.
El mundo de los moldes no es aquella impersonal idea que de ellos se tiene. Detrás de cada uno, existe el artífice.
Las más de las veces, las manos que los realizan, són fieles realizadoras de un gran poder creativo de probada valía. Suelen ser artistas de constante formación, a lo largo de su vida, siendo su interés ofrecer siempre lo mejor de su esfuerzo, no solamente en la realización sino en el concepto que los lleva a ser especialmente interesantes.
En el taller hay varios artistas que, huyendo del intrincado mundo del arte, en el que lo más usual, es envidiar al que más nombre tiene y no siempre al que mejor trabaja, al más creativo ó al más inteligente, sin analizarse asimismo, sin preguntarse si es capaz de sacrificarse y ser constante en su buen hacer, en lugar de perseguir quizás, el brillo aparente de las galerías, sin conocer exactamente lo que éstas esconden.
En los talleres donde se inician las ilusiones, unas sin fundamento y otras por ignorancia real del medio y las menos, con discreto pero continuado esfuerzo personal, Hay dos ejemplos, entre otros, que me he permitido destacar.
Un profesor y un alumno, ambos artistas, porque asi lo avalan sus obras y sus hechos. Uno el profesor Pich, entregado a sus alumnos y a la vez querido por ellos.
Próximamente hablaré de su obra artística.
El otro es el alumno aventajado J.Zamora, que aún no ha terminado sus estudios pero ya ha iniciado el camino profesional gracias a la calidad de su trabajo.
De ellos diré que, ni el uno ni el otro se prodigan en las inauguraciones de las galerías u otros eventos artísticos, al contrario, buscan su tiempo de silencio y ausencia de público. Cuando están casi vacías, se valora y analiza mucho más el contenido; es evidente que sus vidas no dependen de ellas, aún teniéndolas bien presentes, pero no desean ser, sino que desean saber más y más y este es su gran valor como personas y como artistas...
... y los que no lo sean, pero que les guste el arte, es decir los que son público y de ellos los que quieren saber más, harían bien en indagar sobre aquellos que andan por otros caminos, siempre más duros, pero más satisfactorios.
Las escuelas de arte son un lugar excelente para tener buenas sorpresas. Asimismo lo son las calles donde se puede admirar el street-art, sin tener que acercarse a una galería. El público también se educa mientras contempla las pintadas . No todas són producto de las bandas callejeras, créanme, hay muchos artistas que aman la calle y la gran mayoría han salido de las Escuelas de Arte ó simplemente que son autodidactas y buscan así su oportunidad no ya a que se conozca su obra, que también, sino simplemente por tener un lugar donde mostrar lo que hacen, dado que las galerías no acostumbran a tenerlos en cuenta.
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