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Hola,
vuelvo a tener interferencias en el blog, pero espero que esta vez no
desaparezcan las imágenes de la entrada anterior, cuatro entradas atràs. Si
volviese a ocurrir, recurriría a imágenes de Google.
No es exactamente el mismo video, aunque si
pertenece a la misma serie y al mismo enclave de la Documenta Kassel. Los que
hayan visto el otro, habrán comprobado que era mejor, pero lo han
retirado; lástima porque en el primero se reflejaba mucho mejor la ambivalencia de su obra.
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Agradezco tus comentarios sobre Documenta Kassel ya que difícilmente podré acudir al certamen. Lo que procuraré no perderme es la exposición de Imma Moraño. Lo que más me ha llamado la atención es que por lo que parece Documenta Kassel va más allá del certamen estrictamente artístico. No puedo aportar nada, ya sabes el enorme "agujero" que hay en mi vida.
ResponderEliminarEn cuanto al resto diré que lamentablemente la avaricia y la dominación del fuerte sobre el débil han sido la tónica desde que el ser humano dejó las cavernas y estructuró una sociedad compleja. En el este, en el oeste, en el norte o en el sur han subido y caído y renacido imperios. A lo largo de todas las épocas han aparecido personas que han abogado y trabajado por la dignidad - o derechos humanos, o como queramos llamarlos- por encima de la barbarie. Se han logrado muchos avances pero lamentablemente la avaricia y el dominio siguen primando sobre la dignidad a pesar de los muchos siglos que llevamos en este planeta. La sociedad que he encontrado no es mejor que la que dejé. Y lo que más me preocupa es que no ocurre solo cuando miramos el mundo globalmente sino también en núcleos mínimos y con lazos afectivos. Hace poco vi una película "Las hermanas de Santa Magdalena" donde se explicaba varios casos reales ocurridos en unos "conventos" durante los '60 y '70. Adolescentes sometidas a barbaridades por parte de sus familias. El último de esos "conventos" se cerró en 1994, como quien dice ayer.
Solo se me ocurre trabajar para aportar mi pequeño grano de arena... no es suficiente, claro.
Una abraçada. Montse