" Homenaje al Holocausto - Berlín

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Es un lugar amplio y el día es soleado. Las grandes  moles de cemento en número de más de mil, aparecen ante los ojos, en forma de cajas de distintas dimensiones y  en estricta ordenación...
Bajo este laberíntico lugar, se halla el registro de las víctimas reconocidas del Holocausto.
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Es este momento circula poca gente, es casi la hora de comer. 
Es de esta clase de monumentos que són ampliamente difundidos. Hay guías en  los idiomas más solicitados y este lugar consta en su circuito, por lo que la expansión de su conocimiento está asegurada.
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Existe justo al lado otro enclave reducido donde aparcan los coches libremente y sin parquímetro.
Allí bajo los pies del visitante se halla el bunker donde además se suicidó Hitler quien dejó dicho que inmediatamente de muerto, se procediera a su quemación, de manera que no hubiese posibilidad alguna de ultrajar su cuerpo sin vida... eso lo dejó para las víctimas.  Este lugar también es visitado a diario por todos los guías y sus correspondientes grupos.
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Existe un tercer lugar, el monumento recordatorio de las víctimas de los dos bandos, símbolo de una unificación de las almas, del dolor y de la esperanza en un futuro sin rencores y en paz, pero sobretodo con el anhelo de que algo así no vuelva a suceder jamás.
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En mi opinión este tercer monumento, que no he visto, es el que merece ser más visitado, dado que es el reconocimiento de un error, al que han llegado por ambición, crueldad, fanatismo... no ya de unos políticos, sino de una población, donde la mayoría siguió a ojos cerrados y oídos sordos los dictados de opresión, maldad y magnicidio que marcaron sus mandatarios... pero que una vez vencidos, fueron capaces  de unirse, olvidar diferencias y rencores y luchar de nuevo, esta vez para reconstruir la Alemania, reconduciéndola  y convertirla en lo que es hoy, una gran ciudad, moderna, culta, disciplinada y espero que con memória.
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Sabedora de toda la historia del Holocausto, largamente difundida  por todos los medios de comunicación, no ya de la época, sino hasta  la actualidad, ya sean documentos escritos o visuales, lejos de sentir rencor , desprecio o indignación (sentimientos renovados con cada documento leído o visionado anteriormente  ),  por los hechos acontecidos casi siete  décadas atrás, sentí la necesidad de infundir sentimientos positivos en el lugar. Sentí deseos de dar un giro a la historia dándole a aquellas moles otro sentido mucho más lúdico, el de un laberinto que dando la cara al sol y al futuro,  ofrecía su recorrido para que el visitante paseara, corriera y saltase de alegría, después de aprendida una  lección.
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